Sara Curruchich, la cantante maya que canta a la vida


Esta joven cantante empezó su carrera artística en 2013 tras obtener el título de maestra de educación musical en un instituto público de Ciudad de Guatemala, pero el gusto por este arte fue una herencia de su padre.

“De niña imaginaba siempre ser parte de una banda”, confiesa Sara, quien cursa la licenciatura de música en la estatal Universidad de San Carlos.

La cantautora guatemalteca ha vivido en carne propia la discriminación y racismo que persiste en este país centroamericano hacia las poblaciones indígenas, que constituyen 40% de los 16 millones de habitantes, aunque líderes de los pueblos autóctonos señalan que son más de 60%.

Recuerda que en una ocasión una anciana le dijo que “los indios solo sirven para trabajar”, un pensamiento que para ella lamentablemente se ha transmitido durante generaciones.

“Creo que Guatemala aún es un país muy racista, muy excluyente y discriminador y sobre todo considero que hay mucho machismo aún. La música y el arte son un medio para poder erradicar todo eso”, afirma.

En febrero pasado, la artista inició su primera gira internacional por tres ciudades de Estados Unidos, entre ellas en la sede de Naciones Unidas en Nueva York para la apertura del Foro Permanente de los Pueblos Indígenas.

– Memoria histórica –

Entre 1960 y 1996, Guatemala vivió una guerra civil entre guerrillas marxistas y el ejército que, de acuerdo con una Comisión de la Verdad auspiciada por la ONU, dejó unos 200.000 muertos o desaparecidos, la mayoría eran víctimas procedentes de zonas indígenas asentadas en el altiplano occidental.

Curruchich está consciente de que el país tiene como materia pendiente recuperar la memoria histórica “de los que se fueron, a los que asesinaron y los que están desaparecidos”, y no negar que en el país se cometió genocidio contra los pueblos mayas.

La justicia local mantiene abierto un proceso especial por genocidio contra el exdictador Efraín Ríos Montt, de 90 años, señalado de la matanza de 1.771 indígenas mayas-ixiles durante su régimen entre 1982 y 1983.

“Para mí sí hubo genocidio y es algo muy importante que no se tiene que negar porque es parte de nuestra historia y es una brecha para conseguir la justicia y la sanación espiritual”, defiende Curruchich.

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